lunes, 15 de febrero de 2010

INSTRUCCIONES PARA CAMBIAR EL MUNDO (Subcomandante Insurgente Marcos)

INSTRUCCIONES PARA CAMBIAR EL MUNDO

I. Constrúyase un cielo más bien cóncavo. Píntese de verde o de café, colores terrestres y hermosos.

Salpíquese de nubes a discreción.

Cuelgue con cuidado una luna llena en occidente, digamos a tres cuartas sobre el horizonte respectivo. Sobre oriente inicie, lentamente, el ascenso de un sol brillante y poderoso. Reúna hombres y mujeres, hábleles despacio y con cariño, ellos empezarán a andar por sí solos. Contemple con amor el mar. Descanse el séptimo día.

II. Reúna los silencios necesarios.

Fórjelos con sol y mar y lluvia y polvo y noche. Con paciencia vaya afilando uno de sus extremos. Elija un traje marrón y un pañuelo rojo. Espere el amanecer y, con la lluvia por irse, marche a la gran ciudad.

Al verlo, los tiranos huirán aterrorizados, atropellándose unos a otros. Pero… ¡no se detenga!… la lucha apenas se inicia.

LAS DEFINICIONES

El Mar: Es ancho y húmedo, salado. Se mira siempre de frente y con entereza. Al final uno sale limpio e invencible.

Amar sigue siendo difícil… andar también. En el mar hay muchas cosas, pero sobre todo hay agua, agua, siempre agua. Recuerde: no hay sed que se la beba…

El poeta: Sus primeros poemas son siempre maldiciones (los que siguen también). Se enamora seguido y cae con la misma frecuencia. Se levanta despacio sobre papel y tinta. Por reír mejor llora.

Está en peligro de extinción.

El viento: El verdadero capitán del mundo. Dirigiendo polvo y caminos se divierte con nosotros y, dicen, no lo pasa tan mal.

INSTRUCCIONES PARA OLVIDAR Y RECORDAR

Sáquese despacio ese amor que le duele al respirar.

Sacúdalo un poco para que despierte. Lávelo con cuidado, que no quede ni una sola impureza.

Limpio y oloroso proceda a doblarlo tantas veces como sea necesario para tener el tamaño de la uña del dedo gordo del pie derecho. Espere el paso de una hormiga, ser noble y generoso, y pásele la pesada carga. Ella lo llevará a guardar en alguna profunda caverna. Hecho esto, vaya y rellene, por enésima vez, la pipa de tabaco frente al mar de oriente. El olvido llegará conforme se termine el tabaco y el mar se acerque a usted.

Si quiere recuperar ese amor que ahora olvida, basta escribir una larga carta hablando de viajes desconocidos, hidras, molinos de viento, oficinas y otros monstruos igualmente terribles. A vuelta de correo tendrá su amor tal y como lo envió, acaso con un poco de polvo y sueño en la cubierta…

INSTRUCCIONES PARA SEGUIR ADELANTE

Frente a un espejo cualquiera, dése cuenta de que uno no es lo mejor de sí mismo. Pero siempre se puede salvar algo: una uña por ejemplo…

INSTRUCCIONES PARA MI MUERTE

Los que ahora dicen -¡Qué malo es!-, dirán entonces -¡Qué bueno era!-. Y yo me iré sonriendo, burlándome siempre de ellos, es decir, de mí.

INSTRUCCIONES PARA ENAMORARSE

Elija una mujer cualquiera.

Ponga cuidado en alguna parte de su cuerpo (de ella) y empiece a amarla. Aumente poco a poco su amor hasta completarla.

Hecho esto, desenamórese rápidamente, ya que el amor provoca adicción.

INSTRUCCIONES PARA NO LLORAR

“Que mientras quede un hombre muerto, nadie se quede vivo.

Pongámonos todos a morir, aunque sea despacito, hasta que se repare esa injusticia.” (Roberto Fernández Retamar).

Sobre su muerte nos fuimos levantando.

Fueron primero cinco nombres cayendo uno a uno, y juntos, en nuestra memoria. Luego vinieron a sumar su sangre otros nombres. Ya nos desgajábamos cerro abajo y la sangre juntajusta de otros más, nos devolvieron arriba. Más, en tiempos distintos, con celo juntaron toda esa sangre en la suya propia para que no se perdiera río abajo. Seguimos caminando sin mirar muy lejos y algunos más destaparon el cofre de laca para reabrir nuestra memoria, y nos obligaron a levantar la vista con su sangre. Siempre sobre su muerte nos fuimos levantando. Y así cada uno va poniendo su cuota de sangre para que otros se vayan levantando, hasta que todos de pie pongamos un nuevo sol sobre una tierra nueva.

INSTRUCCIONES PARA HACER UNA CANCIÓN

Inicialmente no es forzoso saber las notas, las rimas y ritmos. Basta con empezar a tararear alguna vieja tonada que recuerde. Repítala hasta que nada tenga que ver con la original. La letra es lo de menos, porque poemas sobran. Pero, por las dudas, cuide que nadie lo escuche… críticos también sobran…

INSTRUCCIONES PARA TENERSE LASTIMA

Pobrecitos de nosotros, tan pequeños y con toda la revolución por hacer.

INSTRUCCIONES PARA TENER ÉXITO

Decida escribir un libro.

Junte varios recuerdos (mínimo 16). Escriba un largo prólogo y, en las pocas páginas que queden, amontone los recuerdos. El índice no es necesario. Después cruce a nado el Atlántico y conquiste Europa. El libro se venderá como pan caliente.

INSTRUCCIONES PARA DESPEDIRSE

No mire hacia atrás.

Suele bastar con eso…

INSTRUCCIONES PARA MEDIR EL SILENCIO

Basta con los suspiros.

Pero no los cuente, el resultado suele ser desalentador.

INSTRUCCIONES PARA LAS LÁGRIMAS

Forme un cuenco con las manos, deposite las lágrimas una a una. Lleno el cuenco, vacíelo en un paraje extraño y forme tantos mares como sea necesario. Bautice los mares con nombres apocalípticos y hermosos. Evite las obviedades como “Mar Amargo” y “Mar de las Penas y los Gozos”. “Mar Árbol”, “Mar Sol”, “Mar Sombrero” y nombres parecidos son los más indicados.

INSTRUCCIONES PARA MEDIR LOS AMORES

Encienda la pipa y siga caminando. Recoja, con cuidado, algunos de los besos más olvidados, algunos mechones de cabello, 2 ó 3 miradas, uno que otro recuerdo de pieles blancas y morenas, un poema roto y una suela de zapato (ésta última para darle consistencia al brebaje). Revuelva todo y sazone a discreción.

Divida el resultado entre 2 tantas veces como sea necesario, hasta que no quede nada.

cómodo que se puede estar sentado en el lodo, no obstante mosquitos, moscos y moscardones.

Decidido ya a levantarse, que siempre es lo más difícil, procede esa complicada operación que consiste en apoyarse en manos y rodillas de donde fuere y tratar de poner el pesado caparazón sobre la espalda (tan sencillo, y pesado, que es llevar la casa a cuestas: apenas un plástico y una hamaca. Pero la mochila se obstina en llevar otras cosas absurdas: algunos libros de poemas, un poco de ropa, un calcetín sin su par, la medicina para el mundo, comida, una húmeda cobija…

INSTRUCCIONES PARA CAER Y LEVANTARSE

Siga caminando, cuando se dé cuenta ya estará de nalgas en el suelo, en esa posición incómoda que tienen los muñecos para estar nomás. Acto seguido procede una larga y obstinada reflexión sobre la conveniencia de quedarse ahí en el suelo. Pero ya se alejan los compañeros y la picada está lejos de parecer un claro camino, claro. Tampoco es cuestión de quedarse ahí toda la vida, con el lodo llenándome el alma y la mochila, así que llega el momento de levantarse, situación difícil e impredecible en sus resultados. Tal vez es mejor seguir en el suelo y arrastrarse poco a poco, pero, además de ser poco estético, es impracticable (creánme, lo he probado), siempre habrá alguna raíz oculta o una espina que nos retenga, y entonces nueva reflexión sobre lo conjunto de la carga pesa toneladas (sobre todo después de las primeras horas de caminata) y tiende a atorarse cada que le viene en gana, es decir, casi siempre). Ya tortuga boca abajo sigue poner un pie y alzarse sobre el otro, con la consiguiente protesta de las rodillas, el horizonte entonces se ensancha y siempre será ajeno. Con la mirada en el suelo se reemprende la marcha hasta la nueva caída, que será apenas unos pasos adelante. Y la historia se repite…”

INSTRUCCIONES PARA MEDIR DESAMORES

Basta el rencor y, finalmente, no vale la pena.

INSTRUCCIONES PARA MEDIR LA VIDA

Se toma cordel a discreción y se empieza a meter en el bolsillo derecho del pantalón hasta que ocurra una de dos cosas:

A) Que el bolsillo se llene de cordel.

B) Que se canse uno de estar metiendo el cordel en el bolsillo.

Cuando ha ocurrido una de las dos cosas arriba señaladas, o las dos, espere una tarde lluviosa.

Justo cuando la lluvia empiece a titubear en caer o no sobre la tierra, saque el cordel y arrójelo hacia arriba, lo más alto posible, con un elegante ademán de mago y, simultáneamente, murmure las siguientes palabras: “Veo, mido, existo, la vida”. Si se han seguido las instrucciones al pie de la letra, el cordel permanecerá en el aire, suspendido por unos instantes, antes de volver a tierra en un manojo de hilos. Ahí tiene usted la medida de un pedazo de vida. Si no obstante haber seguido las instrucciones, el cordel no responde como arriba indicamos, no se preocupe y pruebe con otro cordel. Sucede que hay cordeles que se niegan, con desconcertante obstinación, a medir la vida de nadie (bastantes problemas tienen con amarrar botas, zapatos y otras cosas absurdas, dicen).

Selva Lacandona, Chiapas, México. 1984-1989.

Desde las montañas del Sureste Mexicano

Subcomandante Insurgente Marcos

Ejército Zapatista de Liberación Nacional

México

No hay comentarios: